/ /
Single Post
/

La película que nos contamos de lo que está pasando

Hace un par de semanas fui a conocer una playa nueva aquí donde estoy en Itacaré, Brasil. Era ya el atardecer y el sol estaba a punto de esconderse. El mar rugía con fuerza, como suele hacerlo aquí, y el viento soplaba con intensidad. Me senté en la arena y observé a una pareja que decidió meterse al agua. El guardavidas ya se había ido y ellos eran los únicos valientes que se animaban a desafiar las olas. En la playa apenas éramos cuatro personas en total, incluyéndome. 

Todos nos quedamos mirando cómo aquella pareja se lanzaba con desenfado, como si se atrevieran a retar al mar. Cada vez iban más y más adentro. Y entonces, poco a poco, empecé a sentir miedo. Al principio no me di cuenta del todo: me descubrí sufriendo, atrapada en una mezcla de angustia y fascinación, como si estuviera mirando un thriller que me ponía nerviosa pero del que no podía apartar la mirada. 

Hasta que apareció el observador. Pude darme cuenta de mi propio padecimiento. Miré mi cuerpo, sentí el miedo instalado en el pecho: un torbellino de movimiento acelerado y desagradable. En ese instante decidí soltar, llevar la atención a otro lugar y confiar. Poco a poco, me fui calmando. Y al cabo de un rato, los vi salir del mar sonrientes, felices, como si nada. 

Aquella experiencia fue una revelación. Mientras yo me creía la película de que estaban en peligro, mi cuerpo reaccionaba como si fuera real. Estaba atrapada en una historia creada por mi mente, y sufría por ella. Pero en el momento en que pude observar mi cuerpo y las emociones generadas por esa creencia, logré tomar distancia y dejar de padecer. 

Me quedé reflexionando en cuántas ocasiones hacemos lo mismo en la vida: nos contamos historias sobre lo que está pasando y nos dejamos atrapar por ellas, generándonos sufrimiento innecesario. 

¿Con qué lentes miramos la experiencia? 
¿Qué película nos creemos? 
¿Cómo reacciona nuestro cuerpo frente a esas narraciones internas? 

Mindfulness o Atención Plena nos invita justamente a esto: observar la experiencia, reconocer lo que surge en cuerpo, mente y emociones, y desidentificarnos del contenido mental. Desde la posición de observador aparece la posibilidad de elegir, de regularnos, de vivir con más autenticidad. No se trata de reaccionar de manera automática, sino de responder de forma consciente a lo que sucede. 

Investigar e indagar en nuestra experiencia es también parte de la práctica. Nos ayuda a comprender mejor cómo funciona la mente, la fuerza que tienen las creencias, y la manera en que las emociones quedan grabadas en el cuerpo. Es un camino hacia la libertad interior.